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Conferencia: Silvia Bleichmar “Acerca de la subjetividad”

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Yo tengo un paciente de 7 años, muy divertido, que es como antiguo. Por ejemplo, en una sesión me dijo: “...decime que me odiás. Yo no te puedo decir que te odio. Sí, vos me tenés que decir que me odiás...”. Entonces pienso ¿qué es esto? Primero no entendía nada. Después digo: “...vos querés que te diga que te odio para justificar que no querés venir, no...”, y me dice:”si querés vamos afuera y delante de la empleada te digo que yo quiero que me digas que me odiás aunque no quieras. Ella es testigo de que te lo pedí!...” Yo me quedo impactada, no entiendo muy bien que pasa y hablo con el padre y me dice que le ha pedido que le pegue. Yo digo: ¿estamos en un caso de masoquismo moral? ¿Qué es esto? ¿Es un sujeto con culpa, de esos que no vemos hoy?. El quiere que lo odie porque se siente culpable de ciertas cosas que le ocurren y se siente no amable y me pide que lo odie porque él no merece ser amado. Este es un paciente de la primera mitad del siglo XX. Esto no quiere decir que hayan desaparecido ciertos rasgos. Lo que ha desaparecido es otra cosa.

Lo primero que quiero señalar. La producción de subjetividad no es un concepto psicoanalítico, es sociológico. La producción de subjetividad hace al modo en el cual las sociedades determinan las formas con la cual se constituyen sujetos plausibles de integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. Es constituyente, es instituyente, diría Castoriadis. Quiere decir que la producción de subjetividad hace a un conjunto de elementos que van a producir un sujeto histórico, potable socialmente. Por ejemplo mi generación se formó bajo ciertas premisas: “el ahorro es la base de la fortuna”. Todos pueden reírse. Pero esta propuesta de producción de subjetividad estaba determinada por un estado que se proponía una cierta acumulación de capital. Era un Estado que pretendía acumular capital sobre la base del ahorro porque había mucha demanda. La idea de igualdad de oportunidad... generosidad... que caracterizó esa etapa que se representó en el modelo de justicia social y que apareció en una frase de Perón que era: “los únicos privilegiados son los niños...”. Esto, creáse o no, quería decir que había un país en el cual los niños eran la esperanza futura. Un país tendido hacia el futuro. Una frase de esas hoy sería absurda porque todos sabemos que no hay posibilidad de un país tendido hacia el futuro. La inmediatez ha ganado la vida cotidiana. Y esto incide en la dificultad que tiene la gente hoy para analizarse. Porque el análisis es una inversión a futuro. El análisis implica tener conciencia de que hay tiempo por delante. Más allá de que no traigo acá esa fantasía de que hay que analizarse 20 años porque no es así. Insisto mucho en que el análisis tiene que producir resultados, ciertas modificaciones a corto plazo. Indudablemente las produce, más aún en niños y si no, es porque el análisis no anda.

Pero de todas maneras, lo que implica el trabajo de análisis es tiempo, inclusive tiempo lógico, tiempo de ocio en el diván. No puede haber taylorismo interpretativo en psicoanálisis. Uno no puede transformar cada sesión en un objetivo práctico, el análisis requiere un tiempo marcado por una cierta manera de pensar todo el tiempo. Y nosotros estamos viviendo en una sociedad sin futuro, por lo menos hasta ahora. Algo se movió, estamos más esperanzados, pero hemos vivido mucho tiempo en la inmediatez.

La producción de subjetividad tiene que ver con formas históricas, hay una producción de subjetividad en Atenas, en Esparta, en la Argentina menemista donde el éxito inmediato va acompañado de cierto rasgo de inmoralidad. Yo en el año ’95-'96 apelaba a ciertos recursos históricos para no sentirme estúpida. Porque cada vez que alguien me trataba por estúpida por ser moral... bueno, ¿qué hubiera pasado en el año 0? Y uno hubiera estado contra Pilatos... ¿qué hubiera pasado en el ’39 si uno guardaba a un judío en la casa? Hubieran pensado que uno era demente, no alguien ético. La fuerza con que la producción de subjetividad de una época desmantela enunciados anteriores hace que uno tenga que apelar a toda la fuerza moral y al conocimiento histórico para sostenerse. Es evidente que ha habido cambios en la producción de subjetividad. Pero la producción de subjetividad no es todo el aparato psíquico. Es el lugar donde se articulan los enunciados sociales respecto al Yo. El aparato psíquico implica ciertas reglas que exceden la producción de subjetividad, por ejemplo, la represión. Uno puede decir que ha habido, en Occidente, cierta liberación en el modo de la represión sexual. Hay un cambio en cómo los y las adolescentes llegan a la sexualidad actualmente, respecto de mi época. Las adolescentes llegan felizmente y los varones llegan aterrados. ¿Por qué? Porque los varones tienen que dar pruebas de virilidad, hasta que no llegan a su primer relación no saben cuán hombre son, si funcionan. En cambio las chicas, no tienen que dar prueba de nada, ni siquiera gozar demasiado. Tienen simplemente que acceder a una relación sexual, hasta tal punto que es un valor negativo no haber tenido relación sexual a cierta edad. Y más aún, una paciente de 22 años le ocultó a su novio que era virgen porque pensó que él le diría que era una chiflada. Lo cual es comprensible. En el medio en que ella se mueve si a esa edad no ha tenido relaciones le está pasando algo. Y entonces tuvo que ocultarlo. Esto implica un cambio. Pero la pregunta es si ha desaparecido la represión... Evidentemente no. Lo que ha desaparecido son ciertas formas de ejercicio de la genitalidad, pero la represión no.

Seguimos teniendo un psiquismo articulado por la defensa y la represión. El Psicoanálisis no puede abstenerse del concepto de defensa y represión. Es algo que excede la producción de subjetividad histórica y tiene que ver con el modo que se constituye el Sujeto. Tomemos un ejemplo más evidente, las anorexias actuales. No son trastornos de alimentación. Es una desarticulación de la etiología, y alude a una descripción fenoménica y anula la posibilidad de comprensión. Es muy común en algunos sectores biologistas o neurológicos. Un colega hablaba del fenotipo TOC. Yo no acepto esa determinación porque sino pensaría que hay un genotipo que determinaba un TOC. Del mismo modo pasa con las anorexias. Es un cuadro bastante viejo, inclusive Freud cuando habla de ellas dice que no son tratables en los momentos de anorexia aguda. Esto podría discutirse. La anorexia es una generalización actual de la sintomatología histérica, aunque hay anorexias psicóticas y hay otras con otras características. Las anorexias psicóticas son tratadas como trastornos de alimentación, por ejemplo, las anorexias psicóticas a veces aparecen como angustias de envenenamiento. Una paciente que yo atiendo cuya única manera de existir es arrebatándole su cuerpo a la madre, y su deseo de ser, es mayor al deseo de vivir, y su única manera de ser, es no ser en el cuerpo que la madre quiere. Por lo cual mi problema es no que élla se rehuse a la madre, sino entender de qué manera ella puede acceder a sí misma y a su propio deseo más allá de esta oposición, donde sólo puede afirmarse como élla en oposición al otro. La negación como forma de afirmación (momento constitutivo del psiquismo infantil).