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Desgrabación de la conferencia de la Psicoanalista Silvia Bleichmar, realizada en la Facultad de Psicología de Rosario (U.N.R.) por invitación de la Cátedra EPIS I, el 30/07/2003.
Yo les quiero agradecer que estén acá. Siempre siento una alegría enorme de estar en la Universidad. Anoche decía que la Universidad es realmente el lugar donde yo me siento más comprometida y más cómoda y particularmente en una cátedra y con los estudiantes.
Uds. saben que hay un debate respecto a las teorías de la evolución que..., un biólogo que ha muerto hace poco tiempo y que ha escrito libros maravillosos que les recomiendo, en el debate respecto a la selección natural, él es un darwiniano, decía: que es mentira que sobreviven los que se adaptan. Sobreviven los que se pueden reproducir, esto quiere decir que a veces una especie tiene un rasgo que posibilita su supervivencia en las nuevas condiciones, y no es entonces que esa especie se adapta, sino que ese rasgo pasa a ser principal para lograr la reproducción de su especie. Yo lo trabajé de la siguiente manera. Supongamos que un ruido muy fuerte avasallara a la humanidad y liquidara a todos los oyentes y solo sobrevivieran los sordos y que a partir de eso la humanidad cambiaría. No tendría música, tendría una predominancia de las artes visuales y los lenguajes serían gestuales. Tal vez, cada vez que naciera un niño oyente, tal vez moriría porque no podría soportar el ruido. Y tal vez sobreviviría cuando descubriera que el ruido que lo mataba era lo que no podía soportar. Este autor dice que la supervivencia se da porque un rasgo se convierte en dominante y este rasgo es el que posibilita la procreación.
Toda esta introducción tiene que ver con varias cosas. Primero, creo que la Universidad es un lugar de formación del espíritu. Creo que la Universidad no es un lugar de producción de técnicos. Creo que es un lugar de formación de pensamiento. Y creo que tenemos la responsabilidad los que podemos hablar del lugar de la docencia, de la transmisión de trasmitir un conjunto de conocimientos que abran la perspectiva de quiénes piensan. En segundo lugar, porque creo que nuestro problema fundamental en el campo del psicoanálisis es ayudar a encontrar el rasgo que posibilite lo mejor de la supervivencia de nuestro pensamiento. Vale decir, aquello que pueda fecundarse hacia el futuro y aquello que permita que las nuevas generaciones encuentren un terreno fértil sobre el cual instalar nuevas posibilidades. Se produjo una especie de escándalo beneficioso cuando dije que el psicoanálisis del siglo XX está lleno de elementos valiosos, cosas apasionantes pero también de mucha chatarra acumulada. El otro día yo bromeaba con el tema de la herencia psicoanalítica y decía, cuando alguien muere es muy fácil que hacer con el dinero y las joyas, el problema es que hacer con los zapatos viejos, los anteojos que quedaron, con lo que no sirve. Hay una cierta sacralización. Un autor decía el problema del objeto reliquia es que convoca a la reverencia pero tiene algo de siniestro. Nosotros arrastramos ya una serie de elementos que se han tornado siniestros, impresentables y no sabemos que hacer con ellos. No sabemos si tirarlos a la basura, qué hacer con ellos, para qué usarlos. Al mismo tiempo nos llenan nuestras cabezas de cosas inservibles, de basura.
Mi enorme agradecimiento a la profesora Bentolila por invitarme, a la Cátedra, a las autoridades y a todos uds. ¿Por qué el planteo sobre la subjetividad actual? Anoche apunté que en cada época hay como una agenda científica dominante que implica tener en cuenta lo más avanzado del pensamiento del tiempo que nos toca. En la Argentina de los '70 lo más avanzado del pensamiento lo constituyó la llegada de Lacan a la Argentina, el estructuralismo, el universalismo compartido con Lacan, Levi-Strauss y otros pensadores que rompieron con el pensamiento colonial, y en particular, la ruptura que se produjo de los fundamentos del psicoanálisis (PSA) en una mitología biológica. En los '70 el debate fue algo como la función de la cultura en la producción del sujeto psíquico y esto implicó para revisar los restos de ideologismo que quedaban en PSA. En realidad cuando digo restos sabemos que el PSA es sincrónico, y que la gente sigue diciendo cosas de hace un siglo como si fueran grandes verdades actuales. Pero bueno, uno avanza con lo más avanzado del pensamiento de una época... y lo más avanzado no es lo más nuevo sino lo más fecundo. Separar lo novedoso de lo nuevo.
En los '80 el debate fue con el determinismo a ultranza y con la inmodificabilidad de la estructura. Lo que me interesó fue salir del encierro solipsista de la estructura y hacer avanzar las posibilidades de un aparato psíquico abierto. Mi problema era cómo conservar la idea del inconsciente frente a cierto exceso del intersubjetivismo psicoanalítico. Este debate fue un debate sobre el azar, sobre la función de la historia, un debate en crecimiento. Yo tengo un profundo horror por aquellos que se jactan de no saber... En México, una vez un colega me dijo: “...Klein es un problema del cono sur...”. Lo dijo con orgullo. Como si aquello de lo que uno se abstiene fuera un mérito. En los '80 escuché a un colega decir: “...yo lo poco que aprendí de Lacan en realidad me lo olvidé...”. Como si eso fuera un mérito, como si fuera posible abstenerse del pensamiento de Lacan y avanzar sin él. Hay grandes procesos del pensamiento a los que uno no puede abstenerse y no se puede trabajar sin ser profundamente atravesado.
En los ’80 el debate fue sobre la función de la historia, el debate con el determinismo. Creo que el problema era el debate superador y no de erradicación de lo anterior. Y hoy: ¿cuál es en mi opinión el debate fundamental que se tiene...?. Dicho brutalmente sería que después de un siglo los enunciados psicoanalíticos de base tienen el aire, el aspecto de apuntar a un sujeto que no es el que conocemos. ¿Qué quiere decir esto?. Que gran parte de los seres humanos que vemos son distintos a los de la época de Freud, a los historiales clásicos de Klein, y distintos a muchos de los pacientes de Lacan. Hay un cambio en la subjetividad, que la gente que conocemos hoy no es la que nos pintan los historiales clásicos. Es impresionante como uno cuando lee el Hombre de las Ratas y busca a alguien que sienta culpa por la deuda del padre en un país donde todo el mundo hace usufructo de la estatización de la deuda privada del padre, como ocurre en BS. AS. donde está a punto de ganar un intendente, ojalá no gane, que su padre estatizó una deuda fenomenal que estamos pagando. En esa época se necesitaban varias generaciones para borrar las manchas de los delitos económicos cometidos. Hoy los hijos hacen usufructo y se convierten en morales. Hoy es raro que encontremos algún Hombre de las ratas. Señoras como Irma hoy, a veces digo, en realidad hoy, es raro que a una señorita le tiemble la pierna por sentir deseos por el cuñado, lo que puede tener es un colapso narcisista porque el cuñado no le da bolilla. Es indudable que hay un cambio en la subjetividad. Un chico que sienta culpa por odiar al padre como Hans, tenemos muchos en los cuales el odio al padre se ha transformado en concorde al Yo a partir de la hostilidad que la madre o la familia tiene con el padre. En realidad, hay cambios... Lo que no quiere decir que no encontremos algunos seres que tienen esas características.
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