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LA clínica psicoanalítica en la urgencia / Diego Delbino / Diciembre 2010

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UNR Facultad de Psicología

SEMINARIO PRE-GRADO
“La clínica psicoanalítica en la urgencia”
El psicólogo y las intervenciones posibles / Psicología – psicoanálisis / Dispositivos en la salud pública
 
Trabajo final de evaluación
Docente: Prof. Jorge Rodríguez Solano
Autor: Delbino, Diego    
 
 Ni bien se inicia una consulta bibliográfica sobre el tema URGENCIA SUBJETIVA es frecuente encontrar una enumeración semejante a la que se describe a continuación: “la urgencia puede tratarse de un ataque de pánico, la desestabilización o el desencadenamiento de una psicosis, una alucinación histérica o un acting out, un pasaje al acto o la aparición reiterada o sorpresiva de ideaciones suicidas”. Es en el estancamiento en estas listas donde creo que la clínica psicoanalítica pierde su fuerza al diluirse en clasificaciones, síndromes, cuadros, al modo médico-psiquiátrico. De modo que propongo volver a las problemáticas legadas por Freud:
¿Cómo hacer para librarse de cantidades, de cargas traumáticas? Esta preocupación presente en Freud del principio al final de su obra es esencial para pensar una clínica de la urgencia subjetiva. Es por eso que cual manifiesto zapatista sostenemos Nuestra arma es la palabra.
Desde los primeros tiempos, Freud lleva a cabo con Breuer las curas catárticas. Estas aluden, por su nombre mismo, a una descarga y a una purificación. Pero esta descarga de las cargas traumáticas no la producirá el llanto ni el ataque convulsivo, sino el relato de la reminiscencia de la que se padece. Lo que descarga, es la palabra. Una palabra que se produce en la cura. Descargar cargas traumáticas equivale entonces, -ya antes de que postulará en el Más allá del Principio del Placer- a ligar cargas en la palabra.
Dos cuestiones asoman. La primera: ¿qué es esta carga, o factor económico del que hay que librarse? Y la segunda: la cuestión de la ligadura (Bindung) más específicamente en relación al Trauma. De guía para esta segunda reflexión considero el capítulo IV de Más allá del principio del placer; el texto Trauma de Heinrich, H; así como una aproximación a una teorización sobre el goce.
Respecto de la primera cuestión podemos decir que existe una diferenciación establecida tempranamente por Freud. Diferenciaba la cantidad de la que se puede huir, exterior y aquella otra que exige dürcharbeitung, es decir ligadura. El apremio del que no se puede huir, límite entre lo psíquico y lo somático es la pulsión.
La pulsión va a consistir en una total facilitación entre la huellas de la demanda materna (consideremos ese primer Otro auxiliante que aporta el campo del lenguaje vehiculado en una demanda que impactando el cuerpo devendrá pulsión),[1]de un pasaje de cantidad no detenido. Esta deriva pulsional, infinita, librada a sí misma; sin un cifrado simbólico ni un velamiento imaginario implica un goce mortífero, más allá del principio del placer.
Ahora bien, desde la segunda cuestión, un paso más.
De lo antedicho puede deducirse que la irrupción de la sexualidad no puede no ser traumática en la constitución del sujeto. Es así como la línea de trabajo propuesta por H. Heinrich nos ofrece un modelo para analizar dicha irrupción traumática –principalmente desde el capítulo IV del Más allá del principio del placer conjeturando: la irrupción de la pulsión en el psiquismo es tan traumática como lo es el accidente para la Neurosis Traumática[2].
Desde el análisis de los sueños podemos vislumbrar como los sujetos que han sufrido un trauma intentarán su ligadura –Bindung- mediante la reiteración del episodio del sueño. Es en esta reiteración donde propongo poner el acento, tanto para remarcar la Repetición como concepto fundamental del psicoanálisis, así como su importancia para pensar la Urgencia subjetiva.
Si Freud nos dice que `La función del sueño, la de apartar mociones molestas mediante la realización de deseos, no sería su función originaria; recién podría apoderarse de ella después que toda la vida anímica ha aceptado el dominio del Principio del Placer. Si existe un Más allá del Principio del Placer debemos reconocer un tiempo previo a la tendencia realizadora de deseos del sueño`[3].
Es en este tiempo previo donde nos encontramos en la urgencia subjetiva. El padecimiento que irrumpe como algo ajeno deja al sujeto coagulado en un momento de arrasamiento. Deriva pulsional librada a sí misma…
La reflexión sobre el trauma puede aportarnos otra referencia importante para pensar las urgencias subjetivas.
Freud da dos explicaciones posibles para la falla en la ligadura: que el sujeto no esté preparado y que entones sea sorprendido por esta irrupción –siempre demasiado temprano o demasiado tarde-; o bien porque la energía sea de tan magnitud que de ninguna manera podría ser metabolizada. Pero ¿a qué se refiere esta energía en exceso sino a un exceso de goce?[4]
Exceso de goce del Otro, que no ha podido pasar al registro del goce fálico, aún. El sujeto podría encontrarse en un tiempo previo, en el cual, si bien ha operado una primera eficacia de la metáfora paterna, queda aún un segundo paso por dar. Repetición del exceso de goce del otro en un intento vano de acotarlo, al mismo tiempo que llamando a que el otro rectifique su posición.[5]
Es ése aún, en el llamado a la rectificación del Otro, donde abrimos una grieta –que puede ir ampliándose progresivamente- para pensar la intervención en el momento de urgencia subjetiva. Lacan refiriéndose a la urgencia decía que la misma es lo imposible de soportar para un sujeto al que nada divierte.[6]
Al que nada divierte…Se impone un rodeo sobre el tema de la diversión. Desde la etimología encontramos:
Diversión “recreo, distracción, pasatiempo, solaz, actividad en la que se ocupa el tiempo de manera agradable; acción efecto de desviarse o apartarse”, del latín diversus, participio pasivo de divertere `desviarse, apartarse, ser diferente`.[7] Estos términos aparecen a su vez si consultamos el término siguiente: diverso.
De este modo podemos pensar la articulación entre: la certeza y el carácter de inminencia, como propios del momento de urgencia, con esta no-diversión, no diversidad.
Es entonces que sin descuidar estas reflexiones nos interroguemos sobre la lectura (ése Leer en sentido analítico) así como sobre las intervenciones en los momentos de urgencia subjetiva.
Es en este punto donde el detalle puede aportar/nos algo diferente. Cito a V. Nabokov en su reflexión sobre la lectura:
“Al leer, debemos fijarnos en los detalles, acariciarlos. Si uno empieza con una generalización prefabricada, lo que hace es empezar desde el otro extremo, alejándose del texto antes de haber empezado a comprenderlo. Debemos tener siempre presente que la primera tarea consiste en estudiar ese mundo nuevo (que implica todo nuevo texto) con la mayor atención, abordándolo como algo absolutamente desconocido, sin conexión evidente con los mundos que ya conocemos…”
Diferentes puntos de estos consejos seguramente resuenan.
En primer lugar, creo que la clínica de la urgencia subjetiva exige llevar al máximo la exigencia de escuchar el detalle del discurso de aquel que consulta. Esta exigencia se acompaña necesariamente con otra referente a la comprensión. Dice Lacan en el Seminario III: “Lo nuevo que habríamos aprendido, se piensa en el medio ambiente de las salas de guardia, expresión del sensus commune de los psiquiatras, es a comprendera los enfermos. Esto es puro espejismo.”[8] Vía crítica a Jaspers, a la consideración de lo obvio, y a las relaciones de comprensión prosigue la reflexión en la siguiente clase[9]. “En la formación que damos a los alumnos observamos que en ese (en relación al axioma que viene criticando: siempre es comprensible) punto siempre conviene detenerlos. El momento en que han comprendido, es que se han precipitado a tapar el caso con una comprensión, siempre es el momento en que han dejado pasar la interpretación que convenía hacer o no hacer.”[10]
Es en medio de este análisis cuando encuentro una intervención diría paradigmática, en la que convergen tanto lo dicho sobre el detalle y esa no-comprensión así como se agrega un punto importante que asoma como recurso valioso: el humor.
“Lo importante es ubicar desde dónde habla el sujeto, y en ocasiones, por quién es hablado. A veces alcanza con un poco de humor, o con una palabra concerniente a las cosas comunes de la vida (es decir, despegada de toda vivencia persecutoria) para desdramatizar una situación y lograr que el discurso vuelva a partir desde otras bases. Recuerdo un hombre que amenazaba con tirarse al vacío desde la torre Eiffel, con su bebé. Se movilizaron su psiquiatra, los bomberos y la policía. Tal despliegue no hizo más que acrecentar las amenazas que profería. Llegó una joven externada de un hospital de París. Sorprendida, le dijo: "tenga cuidado con las corrientes de aire, el bebé puede tomar frío". La crisis cedió por completo. No se opuso en absoluto y bajó de lo más calmo.[11] Es que la palabra de ella venía de un lugar completamente diferente del imaginario persecutorio de ese hombre desesperado, en cierto sentido, lo despertó de su delirio.
Porque son palabras -que por su sencillez[12] en otra circunstancia hubieran provocado la risa del destinatario (quizás lo hagan en el lector) es que rescato también de ese ejemplo el tema del humor, como un recurso y no sólo eso. Antes de exponer algunas líneas del pensamiento de Freud sobre este tema (El chiste y su relación con lo inconsciente-1905; El Humor-1927) cito una intervención de Lacan que, graciosa o no, es innegable que apunta a despejar algo de lo coagulado y de lo inminente (aunque no sea un momento de urgencia).
- Se trata de un casamiento, en el que a alguien le había llevado tiempo decidirse:
“Desde hacía meses y meses le había contado a Lacan su amor por X, le hablaba de ella, de su relación con ella, de su vida. En resumen, había analizado bien todo, el porqué de su elección, a qué lo remitía su nombre, etc., etc.
Llega a la sesión y declara: –Me caso la semana próxima.
Lacan: – ¿Con quién?”[13]
Freud va a destacar tres rasgos fundamentales en el humor que nos permiten pensarlo en relación a la urgencia subjetiva, a saber:
1- El carácter de exaltación, de grandeza de espíritu, el triunfo del Yo sobre las exigencias y sufrimientos de la realidad.
2- Relación fundamental entre trauma y humor establecida ya desde 1905 que permite pensar en un triunfo del Principio del Placer, en cuyo registro es hecho entrar lo traumático. Retroactivamente resuena en este punto lo planteado anteriormente desde "Más allá del Principio del Placer”. "La esencia del humor consiste en que uno se ahorra los efectos que la respectiva situación hubiese provocado normalmente, eludiendo mediante un chiste la posibilidad de semejante despliegue emocional"[14] Y ya en 1905 nos decía que: "Es medio de conseguir placer, a pesar de los efectos dolorosos que a ello se oponen, y aparecen en sustitución de los mismos".[15]
3- La protección. El "humorista se conduce como un padre que consuela y muestra a un hijo que la situación temida no es terrible”[16]. En 1927 adscribe esta protección al Superyó (instancia parental incorporada). Idea que también puede leerse en "El Malestar en la Cultura", la del amor y protección provenientes del Superyó.
Entre el humor, la excentricidad y las intervenciones memorables rescato un relato de A. Moffatt[17] sobre Pichon Rivière. Es entonces que ofrezco como un cierre que no es conclusión tanto un ejemplo como un homenaje.
“Una vez estábamos en un bodegón de últimas, por el Abasto, donde hay unos bodegones infernales. Eran como las tres de la mañana, comíamos unos tallarines, hasta que Enrique, pasado ya de ginebra, de golpe mete la cabeza dentro de los tallarines y yo pienso: “acá vamos en cana por alcoholismo, ebriedad y otras intoxicaciones, como decía el edicto policial de la época…”. Entonces viene el mozo, un muchacho joven de aspecto del interior, correntino, y Enrique seguía ahí, con la cabeza en el plato, y yo digo: “lo que pasa es que el profesor está cansado, dio muchas clases”, tratando de explicar por qué tenía la cabeza dentro de los tallarines, y el otro no entendía, estaba desconcertado, pero a la vez se mostraba algo extraño, como lloroso, se lo veía mal. Entonces Pichón levantó un poco la cabeza, toma la servilleta y le dice unas palabras en guaraní, y el otro le contesta y al rato se pone a llorar. Pichón le dice entonces dos o tres frases más, y lo tranquiliza. Se había muerto la madre el día anterior y él pescó la tristeza del muchacho. Así de simple: pescó esa angustia que el otro traía por la manera de poner el cuerpo, por la voz y por todo… había recibido un golpe muy jodido, no era una angustia del momento. Yo no sé qué carajo le dijo, pero fueron palabras justas, precisas y el muchacho se calmó.”
Del Seminario: Rescato que, ante la dificultad inherente y nunca eliminable de la transmisión del Psicoanálisis –sobre todo en la Universidad- no haya estado presente el recurso a esa jerga lacaniana –ni a los clisés vacíos-, que cualquiera maneja, que todos creemos comprender y que considero uno de los mayores obstáculos en lo que a transmisión respecta. El tedio en el cual podemos vernos sumergidos ante la reiteración permanente e idéntica de determinadas frases no es un tema ajeno al seminario, sobre todo si a lo diverso apuntamos. Es así como pude interesarme aún más por un tema que me convocaba ya antes del seminario y que con la marca del mismo voy a proseguir mi formación.
 
BIBLIOGRAFÍA:
MANNONI, M. Testimonio sobre Winnicott, Lacan y mi propia trayectoria
ALLOUCH, Jean. Hola... ¿Lacan? —Ciertamente no. Edelp, Buenos Aires, 2001.
GOMEZ DE SILVA, G. Breve diccionario etimológico de la lengua española Ed. Fondo de Cultura Económica, 1998.
FREUD, S. El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905. Ed. Amorrortu
FREUD, S. Más allá del principio del placer, 1920. Ed. Amorrortu
FREUD, S. El humor, 1927. Ed. Amorrortu
LACAN, J. El Seminario III, Las Psicosis, clase del 15 de noviembre, 1955. Ed. Paidós
HEINRICH, H. Trauma. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo, Noviembre, 1991.
AMIGO, S. Pulsión-Úrverdrangung-Fantasma.Trabajo presentado en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Mar del Plata, 1989...
MOFFATT, A. Viaje por los bordes de la razón, en Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Publicado en Página/12, 10-03-2000.
 


[1] AMIGO, S. Pulsión-Úrverdrangung-Fantasma.Trabajo presentado en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Mar del Plata, 1989.
[2] HEINRICH, H. Trauma. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo, Noviembre, 1991.
[3]FREUD, S. Más allá del principio del placer (1920). Ed. Amorrortu.
[4] HEINRICH, H. Trauma. Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Montevideo, Noviembre, 1991.
[5] Si bien Freud no lo explicita, es patente que podemos diferenciar dos tiempos de ligadura diferentes, a pesa de llamar Bindung a ambas. La primer va del Mas allá, del trauma, al Principio del Placer; la segunda ya dentro del Principio del Placer, va de Inconsciente a Preconciente-Conciente, ligando Representación Cosa a Representación Palabra.
Me parece importante la distinción, en tanto que la primera ligadura es necesaria para que comience a funcionar el Proceso Primario, es decir, las formaciones del Inconciente; sin ella, el Sujeto no puede –aún- hacer síntoma, lapsus o sueño, causado desde ese Real. Es en ese tiempo previo en el que estamos en el Más allá, donde con Lacan podemos situar el goce.
[6] LACAN, J. El saber del psicoanalista, 1972.
[7] GOMEZ DE SILVA, G. Breve diccionario etimológico de la lengua española Ed. Fondo de Cultura Económica, 1998.
[8] LACAN, J. El Seminario III Las Psicosis, clase del 15 de noviembre, 1955. Ed. Paidós
[9] LACAN, J. El Seminario III Las Psicosis, clase del 23 de noviembre, 1955. Ed. Paidós
[10] En consonancia con este punto rescato lo dicho por Allouch en: De Lacan…je me fiche ”…a saber, que sabía, en su práctica, no saber. Más precisamente todavía, y todos sus seminarios y presentaciones de enfermos lo testimonian por igual, sabía no saber lo que Lacan pensaba. Sabía, y mucho, cuando eso se imponía, reírse, de Lacan. Tal nos aparece el rasgo (einziger Zug) perfectamente ubicable igualmente en Freud y por la gracia del cual podía, legítimamente, reivindicarse freudiano.”
[11] MANNONI, M. Testimonio sobre Winnicott, Lacan y mi propia trayectoria.
[12] Otro ejemplo de los Testimonios antes citados de Mannoni, M: En Bonneuil, un adolescente se negaba todos los días a permanecer ni un minuto más en la institución. Una valija lista, que contenía todas sus cosas, esperaba cada día la partida inminente anunciada por su propietario. Sin embargo, no se necesitaba casi nada para desanudar la angustia: sugerir una salida alcanzaba para ayudarlo a no escapar.
[13] ALLOUCH, Jean. Hola... ¿Lacan? —Ciertamente no. Edelp, Buenos Aires, 2001.
[14] FREUD, S. El humor, 1927. Ed. Amorrortu
[15]FREUD, S. El chiste y su relación con lo inconsciente, 1905. Ed. Amorrortu
[16]FREUD, S. El humor, 1927. Ed. Amorrortu.
[17] MOFFATT, A. Viaje por los bordes de la razón, en Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Publicado en Página/12, 10-03-2000.