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Quiero contar una anécdota para ver la diferencia entre producción de subjetividad y constitución del psiquismo. Es absurdo pensar que las mujeres de nuestra cultura quieren un pene para hacer pis. Eso no existe. Lo que las mujeres quieren, es no depender de un pene del hombre para gozar. No depender de un pene en tanto objeto tocado por otro. Ahí gana Klein contra Freud. La envidia que se produce de no tener a disposición el objeto de goce. En realidad, el atributo fálico en sí mismo marca posiciones. Yo tuve un caso de un nene con problemas de aprendizaje. Yo distingo entre trastornos de aprendizaje producidos por una falla en la constitución del psiquismo, y aquellos trastornos neuróticos secundarios. Este niño era inteligente. Tenía un padre exitoso. En realidad la madre planteaba que el éxito del padre era a costa de la familia, lo cual aclaro que objetivamente no era así. Ahí estaba la envidia que sentía por el éxito de él, a tal punto que nunca se veía cuando aparecía por TV para no apabullar a los niños. Había una suerte de renegación de padre exitoso en el mundo porque esto permitía avalar la idea de que era un padre fallido respecto a su función. En cierto momento la madre me dijo algo que me impactó mucho y después saca al niño de tratamiento: “...yo tengo un proyecto que es la familia...”, y mirándome me dijo: “...y supongo que ni vos ni él pueden entenderlo...”. Estaba diciendo que tanto el marido como yo estábamos atravesados por el atributo fálico, que ambos teníamos un proyecto de éxito en el mundo que marcaba que ella no podía soportar la confrontación. Cuando empecé a señalar que lo que producía el conflicto no era el éxito del padre sino la perspectiva con la cual eso circulaba en la familia, que hacía que el niño tenga que ser fracasado para ser amado por la madre, la idea de él era que el rasgo éxito era un rasgo que hacía que la madre se quejara y le producía insatisfacción, ella no pudo soportar que yo trabajara en esa dirección y sintió que yo desmantelaba toda la arquitectura sintomática con que había armado la familia. Ella venía a que un psicólogo comprobara que él era un padre fallido porque no llevaba los niños a la plaza.
El concepto de Edipo clásico planteado por Freud hoy no se sostiene. Hoy la familia es una especie de res extensa que tiene que ver con las nuevas formas de ensamblaje familiar. Nuevos modos de engendramiento. Hoy se está discutiendo si los homosexuales pueden engendrar cuando las nuevas tecnologías permiten engendrar sin coito. Y acá viene el problema del psicoanálisis. Es indudable que el modelo familiar tradicional se sostiene en los bordes. Hay algo que se sostiene que es la prohibición del cuerpo del niño como lugar de goce del adulto. El Edipo no es en Freud el efecto de la articulación con la estructura, como lo aprendimos con Lacan. La gran revolución de Lacan es mostrar que el Edipo no surge del niño sino del otro. Esto es lo que nos impactó en los ’70. El tema que hace a la producción de subjetividad es el hecho de que lo que se mantiene vigente es la prohibición del cuerpo del niño como lugar de goce del adulto. Lo que Freud descubre es la interdicción del intercambio de goce intergeneracional, porque es la manera en que una sociedad pueda proyectarse hacia el futuro en tanto reproducción, al menos mientras la humanidad sea la que es, porque estamos al borde de nuevas formas. Lo novedoso son las nuevas tecnologías de reproducción. Quiero ser provocativa. Supongamos que la humanidad hasta ahora solo pudo fecundar en el vientre femenino porque la naturaleza lo produjo, pero el ser humano creó condiciones para que esto termine en algún momento. Y hoy las mujeres tenemos la enorme ventaja de tener primacía sobre los hijos a parir... Pero, supongamos, que en los próximos años hubiera una transformación en donde una parte importante de la humanidad empezara a procrear sobre sistemas artificiales, donde la madre viera como el bebé crece... a partir de eso entonces ¿qué es lo que se va a seguir sosteniendo?. El absurdo de deseo de hijo, digo absurdo porque en los animales la procreación es concomitante al coito. A veces bromeo y digo que la única razón para tener un hijo es para no morir de amor propio. No hay ningún beneficio material de tener hijos, es algo que tiene que ver con la angustia de muerte, la trascendencia, traspasar amor. Supongamos que las mujeres fuéramos vistas como seres primitivas, cargando a los hijos que parían con dolor. ¿Cuáles son las variables que se transformarían y cuáles las invariantes? Desaparecería esta idea de la primacía de la mujer sobre los hijos. Pero lo que se sostendría es la cuestión que el deseo de hijo no se agota en un deseo autoconservativo instintual, al contrario, se confirmarían los paradigmas centrales del psicoanálisis. El problema es prepararnos para ver las nuevas cuestiones.
La transferencia. Hay una suerte de desmantelamiento de los sistemas de transferencia. Nadie cree en nadie que tenga algún lugar de poder. Fractura total de los modos tradicionales de transferencia. Para los niños pobres los maestros son compañeros de miseria, para los ricos los maestros son empleados de los padres. Las formas de conocimiento están articuladas desde la computadora al televisor. Sin embargo: ¿qué transferencias se sostienen? La medida en que lo que cae son ciertas formas de la transferencia del saber, el análisis es llevado bajo las patas a estas circunstancias. Hay gente que llega a análisis y toma lo que el analista dijo como doxa, no hay plazo al SSS. Ya no tenemos poder en el consultorio porque el paciente de la prepaga puede demandar al analista diciendo que éste no cumple bien la función y como el paciente es cliente, puede el analista ser despedido. Sin embargo, es posible que se articulen sistemas de transferencia con otras características y que buscan modos de liderazgo. ¿Qué es la transferencia? La renuncia al narcisismo primario y la posibilidad de emplazamiento en otro de aquellos aspectos fallidos que operan pudiendo investir una figura a partir de la cual se espera la solución de aquello que ha fracasado. La transferencia analítica sigue operando y más todavía, yo diría que el análisis es uno de los pocos lugares donde todavía funciona la palabra. Hay algo importante en el psicoanálisis: uno parte del mundo que ha andado bajo la égida del neoliberalismo, un incremento brutal de la miseria, de la riqueza. Bush le regaló a Kirchner un libro de Malthus, un economista de fines del siglo XVIII. Es discípulo de Smith, escribió un libro que dice que a medida que la población crece geométricamente y los alimentos crecen aritméticamente la humanidad está sometida al atraso y miseria por exceso de población, con lo cual las guerras y la miseria son purgas necesarias con las cuales el organismo social se libera del excedente. Es indudable que hay una deconstrucción severa del sujeto. ¿Qué quiere decir?...
Alguien me preguntó el tema de la ansiedad y la depresión. En los países del primer mundo la predominancia es depresiva y en los de tercer mundo predomina la ansiedad. ¿Por qué?... Es evidente. El sujeto actual está bombardeado por el riesgo de deconstrucción y aniquilamiento. Yo trabajé dos elementos: autoconservación y autopreservación del Yo. La autoconservación alude a la necesidad de mantenerse con vida y la autopreservación a la necesidad de mantener la identidad. Nuestra sociedad propicia una deconstrucción de la identidad en beneficio de la autoconservación. La mayoría de los sujetos tiene que renunciar a lo que son para la supervivencia. La categoría de desocupado como categoría de identidad, el desocupado no es alguien en estado de, sino su ser mismo es la desocupación. Alude a la pérdida de identidad. Un taxista me decía el otro día: yo era sociólogo. En el DSM IV no aparecen las estructuras, hay trastornos. Hay una determinación biológica de lo que uno es y además no hay una estructura que lo determine, por lo cual alguien que está paranoico puede liquidar a alguien y el psiquiatra que lo atendió no es imputable porque en el momento en que lo atendió estaba asintomático. Produce una desculpabilización, desresponsabilización penal.
Para terminar, creo que el psicoanálisis es un reducto fundamental de refundación de la subjetividad. El ataque al psicoanálisis hoy no es solo un ataque a sus aspectos obsoletos -que yo comparto-, ésos son sus puntos débiles. El psicoanálisis va a caer como el socialismo real. No va a ser derribado por sus fuerzas oponentes sino implosionado por sus propias contradicciones. Nuestra función es defender -haciendo un ejercicio de rigor-, la propuesta más fuerte que ha generado la humanidad para analizar el sufrimiento individual y para regular los modos en que el malestar social no enquista los sujetos en ese malestar sino lo denuncia a partir de su propia práctica.
Silvia Bleichmar
Rosario, Julio 2003
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