Desde el psicoanálisis se ha señalado, que la ciencia es la ideología de la supresión del sujeto. Sabemos que en el origen del concepto moderno de ciencia está el sujeto que inaugura Descartes. Tal fundación cumple la exigencia de instaurar para el sujeto cierta atadura en el ser, Ser de razón. Como correlato de esto, se establece cierta identidad entre pensamiento y ser: pienso luego soy (je pense donc je suis). A este enunciado el inconsciente le restituye otra dimensión de verdad: o tu no eres o tu no piensas. En efecto, la experiencia analítica demuestra que el inconsciente es un pensar sin yo, por otra parte el ello freudiano, sin ser el inconsciente muestra que hay además, un ser sin yo. El cogito cartesiano queda así prisionero en una elección forzada: O yo no pienso o yo no soy. Así: yo no pienso pues hay pensar sin yo y yo no soy pues hay ser sin yo.
El yo (Je)26 del yo pienso, es señalado por J. Lacan como un punto estructuralmente necesario para fundar lo que él llamará el sujeto del inconsciente. Por supuesto que el yo (Je) no es el sujeto, pero esta formulación de la modernidad ha sido condición necesaria para la conceptualización freudiana y pié para las formulaciones lacanianas. Cuando se afirma pienso luego soy, ese ser, esa existencia que se sigue del solo hecho de pensar, se está oponiendo y rechazando la noción de ser de procedencia escolástica, una nueva noción de ser se abre paso. Resulta asegurado así, el ser del ente bajo el procedimiento de la mente y el pensamiento (razón) según su propia legalidad.
Citamos a Lacan:
"Decir que el sujeto sobre el que operamos no puede ser sino el sujeto de la ciencia puede parecer paradoja. Es allí sin embargo donde debe tomarse un deslinde a falta del cual todo se mezcla y empieza una deshonestidad que en otros sitios llaman objetiva: pero es falta de audacia y falta de haber detectado el objeto que se raja"27.
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