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El seminario ómnibus. La visita de Nasio y los chinchulines trenzados (1981)

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Juan David Nasio  El seminario ómnibus. La visita de Nasio y los chinchulines trenzados  (1981)


Conocí a Juan David Nasio en el año 1981. Este colega, nacido en Rosario,
hacía varios  años (1969) había partido  para París. Se fue becado para estudiar con Jacques Lacan. En el año 1979, por el mes de mayo, el Dr. Lacan, con quien Juan David supervisaba su trabajo clínico, lo invita a hacer una ponencia en su prestigioso seminario parisino. Fue en la clase 10 del   15 de Mayo de 1979. El seminario en cuestión se tituló La topología y el Tiempo (78-79).

 

Corría el  año 1981, plena dictadura militar. Para ese tiempo duro y de resistencia,  un grupo de colegas trabajábamos en la asociación gremial de los psicólogos, se trataba de la APR, Asociación de Psicólogos de Rosario. En mi caso personal  me integré a la Secretaría de Docencia como colaborador. Allí también estaban, Dora Bentolila (secretaria), Omar Magariños, Jaime López, Adriana Catelli, José Borsani, Fernando Silberstein, Marilú Arichuluaga,  entre otros. Con aquel grupo, inquieto y con empuje,   nos propusimos realizar un seminario de formación psicoanalítica sobre "Clínica de las Neurosis". La idea era  invitar más de 30 disertantes de nuestra  ciudad y de Bs. As.   para que hablaran sobre “las neurosis”. Las disertaciones se efectuarían los viernes por la tarde y sábados por la mañana  durante varios meses. Se trataba de un seminario omnibus y por iniciativa de Dora Bentolila, se planteó invitarlo  a Juan David Nasio. Juan David,  ya  célebre rosarino que había sido distinguido entre otras cosas, con la invitación de Lacan a su seminario,  culminaría nuestro  largo seminario con su visita y una conferencia especial. 

Nasio, accedió a nuestra invitación sin dificultad y con agrado, quizás tentado por volver a su ciudad. Antes no había sido invitado por ninguna institución de Rosario, la APR  fue quien lo recibió por primera vez. El convenio con Juan David, audaz para la época, fue el pago del pasaje aéreo. No cobró un peso de honorarios,  así  como ninguno de los otros tantos invitados. Decíamos a coro: “la APR no paga honorarios” y así era, no disponíamos de dinero.  Se trataba de poner en marcha una actividad inédita: juntar más de 50 colegas  asistentes a un curso sobre psicoanálisis, en rosario, en tiempos aún de la dictadura. Nos antecedían varios ensayos con cierto éxito desde el año 1978.  Cursos y seminarios que ya habían tenido su repercusión y convocatoria  en la ciudad nos respaldaban,  pero el de Neurosis,  era de un  diseño pretensioso.

Finalmente, Juan David  persona amable y con modales suaves y cálidos, llegó a nuestra ciudad  con alegría. Lo  alojamos  en el  mismo hotel donde se  desarrollaría  el seminario: el viejo Hotel Italia. Ese  antiguo y señorial hotel luego  fue comprado,  en época  de la democracia, por la universidad de Rosario para su sede de gobierno.  El hotel  en cuanto al alojamiento estaba venido a menos, sin embargo, sus salones eran muy amplios y se prestaban muy bien para una actividad como la que planificábamos. El salón de las grandes columnas fue el marco  adecuado para aquella oportunidad. Fue una actividad de más de 300 asistentes, 40 disertantes, y la venida de Juan David Nasio.   Gran satisfacción, gran trabajo.

La ponencia de Juan David Nasio, fue netamente clara, precisa y de un estilo que cautivó a los asistentes. Hablaba con entusiasmo, teatralmente y con efectos de escenario. Horas antes del inicio de sus dos conferencias,   pidió ver el auditorio. Allí hizo corregir la distancia de las sillas ya dispuestas: las quería bien cerca de la tarima desde donde hablaría. Quería a los asistentes bien próximos. Algunos colegas, habituales críticos y también notables analistas de la ciudad, desconfiaron del visitante, particularmente por su hablar claro y simple. Eran épocas  del lacanés barroco en estos pagos. Recuerdo un enunciado de Nasio, que años después en una conferencia  que dió en Rosario (1996) se lo repetí: “El silencio es lo habitual, la intervenciones frecuentes, la interpretación rara vez”. Así condesaba algunas de sus ideas teóricas en sus conferencias.

En aquella oportunidad, Juan David, se reencontró con su ciudad. Aromas, sensaciones, sonidos, recorridos, calles, lo pusieron en contacto con su infancia. Pudimos charlar  sobre  aquello  hace poco tiempo (2009) y lo recordó con emoción. También en aquella visita, como a cada uno de nuestros visitantes lo agasajámos gastronómicamente. Nasio, antojado, pidió comer chinchulines, pero de una forma particular: trenzados. Algo que no saboreaba desde hacía años se le presentaba a su deseo. Recuerdo haber recorrido personalmente varias parrillas-restaurant de nuestra ciudad ya que ninguna los hacía trenzados. Finalmente un buen parrillero se dispuso a trenzarlos y asarlos para nuestro invitado. En un  encuentro  posterior, recordando aquello, me dijo : ¿“habré estado pensando en las trenzas y los nudos de Lacan  en ese antojo”?. Reímos con ganas, habían pasado más de 25 años desde su visita. 

JRS / 2010

 

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